martes, 13 de septiembre de 2011

¿Existe la existencia?


O somos meras conexiones químicas respondiendo a órdenes más o menos preconcebidas desde algún cerebro? Ya sea interno o externo.

Isaac Asimov lo llega a situar como un satélite del universo que controla por un gran ordenador la entropía de la energía. Pensar en un macrouniverso o en una pertenencia más grande a la individualidad tiene su sentido, y de ahí esa gran respuesta o metáfora que llevamos haciendo a lo largo de la historia, en relación a la existencia de dioses que controlen de alguna manera la existencia.

No obstante, la inconsciencia e inconsistencia de todo esto obliga a ser cautos al hacer esta afirmación. Si no se sabe algo no se puede afirmar, esa es una de las premisas del mundo empírico en el que habitamos. Así que, la reflexión puede ser la verdadera existencia. Sea cual sea la forma, la explicación racional o el sentido de nuestra existencia, lo que realmente le da valor es todo aquello que creamos de la nada, o pensamos que estamos creando de la nada. A menudo solemos ser creyentes en las coincidencias o en el destino, todo el mundo tiene sus creencias, y personalmente, ante la tentativa humana de creer en algo, prefiero formarme mi propio pensamiento y creencia, igual de válido o no válido que la creencia general sobre las cosas, que en este caso, y dado que hablamos de un mundo del que ni siquiera conocemos su sentido, es igual de idealista o incluso más que mi propio pensamiento. Ojo, esto nos pone realmente ante una existencia con sentido artístico y creativo, de eso no queda ninguna duda. Es decir, no sabemos de qué trata todo esto, pero sí somos capaces de imaginarlo, e incluso de darle forma, sentido y estructurar los pensamientos por su categoría de valor. A unas determinadas premisas se les da más valor que a otras, básicamente basándolas en el número de pesonas que le dan valor. Es la democracia de las creencias. Realmente, es la perversión de la democracia, la que hoy en día estamos sufriendo. La democracia no es necesariamente buena, y de hecho, suele ser perjudicial. Es democrático que la religión católica impere en Occidente y que la musulmana tenga más adeptos en Oriente? Lo es. Pero es más válido, aunque sea aplomadoramente superior por ese valor de democracia que atribuyen las personas por el número de personas que piensan igual que ellas, el pensamiento trascendental del catolicismo, o el mío que pienso que no hay nada después de la muerte?

Pues ahí tengo mis dudas. Por eso, lo que dicen los locos individuos que salen un día ofreciendo otra persepctiva o las personas que piensan de forma alternativa a lo oficial, solamente deja clara una cosa: la heterogeneidad de la raza humana y la belleza de la diversidad. Es imposible imponer el pensamiento único, por muy democráticamente establecido que este esté en toda una sociedad.

Los ejemplos más pragmáticos y estéticamente más bellos de los que hablo, son los de una familia antigua, establecida en un lugar recóndito de nuestro planeta y con unas creencias muy antiguas basadas en??? nadie sabe, en su propia creatividad como individuos, amanece con un individuo que se sale de la regla y sin que nadie le haya influenciado para nada, sino todo lo contrario, después de ser adoctrinado en una manera de pensar y en unas creencias determinadas, sale a conocer mundo y sin saber muy bien por qué, se mete a monje shaolín o sigue las doctrinas marcadas por Confucio.

Esta libertad individual absolutamente maravillosa para elegir los propios designios, desmarca a unas personas de otras. No las hace mejores ni peores, pero simplemente, aplicando este criterio de las creencias, y de la creatividad individual y la capacidad de elegir una propia forma de vida, muestra que o bien hay un ser superior que necesita de esa diversidad para controlar las cosas de manera más fragmentada, que nosotros mismos somos seres superiores sin un límite físico generacional, es decir, casi como dioses, y en nuestra mano esté el tener una supervivencia eterna, o simplemente siendo más humildes, que dentro de nuestra esencia finita somos capaces de rebelarnos contra todo y ser seres excepcionalmente diferentes unos de otros y capaces de tener conciencia individual.

Por eso el tema del adoctrinamiento democráctico es tan peligroso y a la vez demuestra la inutilidad como sistema, ya que la conciencia individual casi siempre se va a imponer a la doctrina colectiva, aunque esta regula de alguna forma a todo un colectivo de personas mayoritario.

Es la maravilla de la existencia, negarle la razón y postular un nuevo modelo igual de falso o verdadero que el resto. La unica realidad que existe, pienso yo, es que no sabemos si todo esto es la realidad. Incluso voy más allá, la única realidad es que no sabemos qué es la realidad.

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