viernes, 9 de marzo de 2012

HERE WE STAY! - Larga vida a los Kings

El mundo del deporte alberga a veces historias hermosas, historias que consiguen emocionarte gracias a que incluyen el sentimiento de humanidad. Y la historia de los Kings tiene bastante de humanidad y emoción, ya que si fuera por las simples matemáticas y el interés comercial, este sueño habría acabado hace mucho tiempo. Si California fuera la Comunidad de Madrid, los Kings serían algo así como el Rayo Vallecano. Un equipo humilde entre los pequeños, pero grande como él solo. A Sacramento le querían robar su único motivo de orgullo: los Sacramento Kings. Pero sobre la bocina, y contra todo pronóstico, una serie de movimientos magistrales llevados a cabo por el alcalde de la ciudad, Kevin Johnson, apoyado en los hermanos Maloof, han obrado el milagro. Como bien dijo Johnson, antiguo jugador de baloncesto muy respetado en Phoenix Suns, "Yo he metido el primer tiro libre para ganar el partido. El segundo lo han metido los hermanos Maloof". Veremos qué consecuencias les trae a estos últimos su canasta, y si realmente han ganado el partido, como ellos esperan.

El apoyo de los aficionados ha sido fundamental para mantener a los Kings en Sacramento

De momento, la votación para aprobar el proyecto de construcción del nuevo pabellón, salió adelante este martes por 7 votos a favor, y tan solo 2 en contra. Este hecho le ha dado una victoria muy importante a Johnson dentro del ayuntamiento, y ha refrendado su triunfo en las elecciones de 2008, que tendrá que revalidar este año. Y no parecía nada sencillo, porque los rumores sobre el nuevo pabellón ya comenzaron en 2006, cuando la NBA pidió a varios equipos -entre ellos Sacramento Kings, Seattle Supersonics y Orlando Magic-, que construyeran estadios más modernos para poder seguir en la competición; y en el caso concreto de Sacramento, todas las dudas sobre la continuidad del equipo en la ciudad se fundamentaban en que el propio ayuntamiento aprobó, precisamente en 2006, una ley anti-endeudamiento que limitaba la aportación por parte de la ciudad a equipos profesionales del mundo del deporte. Sacramento tiene un índice de paro cercano al 13% y consideran un abuso subir los impuestos a los contribuyentes para sufragar esos gastos. Así, las Sacramento Monarchs, uno de los 8 equipos fundadores de la WNBA en 1997, tuvieron que desaparecer en 2009 debido a esta circunstancia, y la NBA permanecía muy escéptica sobre el apoyo económico de la ciudad de Sacramento a los Kings. Pero Johnson ha conseguido convencer al ayuntamiento en bloque y a los ciudadanos para llevar el proyecto adelante. Ha metido el 'clutch' más importante de su carrera, seguramente. Tanto en el deporte, como en la política.

"Los Kings se quedarán en Sacramento por los próximos 30 años. Eso espero", declaraba David Stern al final de los finales, en los "canutazos" improvisados en el pasillo de negociación, cuando toda la cúpula al completo, liderada por Kevin Johnson, y con Joe y Gavin Maloof detrás, dieron la noticia deportiva más importante para Sacramento de toda la década: los Kings no se movían de casa. Han firmado una prolongación de su licencia NBA por los próximos 30 años, en los cuales alquilarán el pabellón (en poder de la ciudad de Sacramento) por 3 millones al año. Es decir, jugarán en el Sacramento Arena, aunque legalmente éste no les pertenece a los Kings, sino a la ciudad de Sacramento y a todos sus inversores (entre los que se encuentran lógicamente los Maloof, y por ende, los Kings tendrán alrededor de un 40% de la propiedad de todo el complejo).

La jugada maestra se fraguó con algo de secretismo, mientras todo el mundo celebraba el show del All-Star en Dallas. Stern, Johnson, y los hermanos Maloof, aprovecharon que los focos estaban en otro lado para firmar un acuerdo muy importante durante el fin de semana de las estrellas. No obstante, el debate profundo llevaba abierto desde el año pasado, cuando la NBA dio un ultimatum al equipo y a la ciudad: o construían un pabellón nuevo y lo aprobaban el 1 de marzo, o el equipo se trasladaría a Anaheim, al suroeste de California.



El acuerdo se anunció finalmente el lunes 27 de febrero, 3 días antes del vencimiento del plazo acordado por la NBA (que finalmente se amplió hasta el 6 de marzo), y los términos de la negociación final son los siguientes:

El pabellón se creará en el distrito de negocios de la ciudad, cerca de una nueva estación de ferrocarril, y está presupuestado en 391 millones de dólares, después del acuerdo municipal al que se llegó a comienzos de este mes. Distintas empresas de leasing (un total de 11) se harán cargo de la explotación del parking del nuevo complejo, a cambio de pagar el alquiler de las instalaciones al ayuntamiento de Sacramento. La ciudad pondrá cerca de 200 millones en la construcción de ese parking, y espera recuperar en 50 años toda la inversión con las rentas pagadas por estas empresas. En total, Sacramento avalará 255,5 millones de dólares en todo el proyecto (en torno al 65% del montante total de la operación); el resto de los 391 millones se repartirán entre el propio equipo y empresas interesadas en la inversión. Los Kings aportarán inmediatamente un total de 73,25 millones de dólares, que serán fiados en su totalidad por la propia NBA, e irán reintegrando otros 75 millones a la ciudad en los próximos años. La empresa AEG (Anschutz Entertainment Group), empresa constructora que en su momento edificó el Staples Center de los Ángeles, pondrá otros 58,75 millones con motivo del concurso por la licencia y el patrocinio del nuevo estadio; y distintos hoteles de la ciudad, beneficiados por el impacto del nuevo pabellón, aportarán 30 millones.

Este dibujo se fraguó al final de las negociaciones, como refleja el diario local Sacramento Bee, donde se publicaron las cifras exactas de toda la operación. Sacramento asumirá una mayor parte de la responsabilidad y será la dueña del estadio, además de avalar toda la aportación económica que les corresponde a los propios Kings. Las obras comenzarán previsiblemente en el primer semestre de 2013 y estarán listas para la temporada 2015-2016. Desde el propio ayuntamiento confían en que la construcción se llevará a cabo sin problemas, pero reconocen que sería "un desastre" si todo el plan financiero fracasara. Así lo aseguraba el gerente de la ciudad, John Shirey, que cree que "Si se produce un desastre financiero, sería un problema tanto para nosotros, como para los Kings y para AEG".

Una familia especial

Pero la historia de los hermanos Maloof, quienes tienen que pagar cerca de 150 millones de dólares para seguir con su proyecto en la NBA, merece algunas pinceladas de tinta para ellos solos. Verán. Para sufragar su última aventura (además, última en sentido literal, a la vista de las deudas que acumulan en el resto de negocios) pretenden vender el Arco Arena por 25 millones, más algunos terrenos aledaños al estadio para liquidar parte de esa primera aportación. Los otros millones, toda vez que cada día están más endeudados, saldrán de las arcas de Wells Fargo, entidad que les presta el dinero asiduamente, debido al respeto que tienen por su padre, George Maloof Sr. (fallecido en 1980 y 'ex' propietario de los Houston Rockets), quien era uno de los principales accionistas de la entidad. Ahora esas acciones están en manos de sus hijos.

Además, se espera una subida generalizada del precio de los abonos de temporada, entre un 15 y un 20%, que les aportarán a los Maloof un extra de 9 millones al año para ir pagando esos millones 'mágicos' que salen del banco. Las espectativas, en este caso, son buenas, ya que el equipo ha registrado un aumento del 7,4% en la venta de entradas desde el 'boom' del 'Here We Stay!', el movimiento de apoyo que crearon los aficionados a raiz de los rumores sobre la marcha del equipo a Anaheim. Esta es la mayor subida de toda la liga en este apartado. Veremos si el apoyo de la afición solo era un ramalazo de orgullo para que el equipo se quedase en la ciudad, o se convierte en una realidad duradera. Recordemos que el Arco Arena (actual Power Balance Pavilion) tiene una capacidad algo superior a los 17.000 espectadores, después de una reforma en 1988 que amplió el aforo en casi 7.000 localidades. Pero no es suficiente. Orlando Magic ya se mudó en 2010 del Amway Arena al Amway Center porque el Arena también tenía este problema de aforo, muy similar al del actual pabellón de los Kings. En el Amway Center se reúnen en torno a 18.500 personas actualmente, cifra que se le exige al nuevo Sacramento Arena.

La NBA quiere 'megacomplejos', mastodontes con más de 18.000 localidades y adaptados a todas las comodidades de hoy en día. Y con ese ánimo le pide a Sacramento un nuevo pabellón para cumplir sus deseos. El nuevo Sacramento Arena contará con 18.500 espectadores, previsiblemente, según el acuerdo ratificado en los últimos días. Así, los Kings modernizarán su franquicia, pues hasta ahora contaban con el pabellón más barato de toda la NBA, ya que solo les costó 40 millones en el momento de su construcción y posterior ampliación, allá por 1988, y la NBA les exigía algo más moderno, mejor comunicado y más en consonancia con el pulmón financiero de la ciudad. Y eso toca pagarlo. A pesar de las discrepancias del hermano pequeño de la familia, George Maloof.

Por orden: Joe Maloof, Kevin Johnson y Gavin Maloof celebran el acuerdo
Para tener una idea aproximada sobre el estado de los negocios de los hermanos Maloof, solo un dato: el pasado 19 de noviembre se confirmó que cedían el control del Palm Casino (su propiedad 'joya de la corona' en Las Vegas) a sus acreedores por unas deudas insostenibles: 459 millones de dólares. Ahora solo les quedará el control de un simbólico 2% del casino, en poder de George, el hermano pequeño que ya no quiere saber nada de las locuras de Joe y Gavin, los hermanos mayores que se lo pasan 'teta' con sus Kings, pero no son conscientes, aparentemente, de su inaptitud para los negocios. No obstante, George tampoco es un santo. Él se lo pasa igual de bien apareciendo en la serie 'Las Vegas', en el mítico casino 'El Montecito', que no existe en la realidad, pero como plató gigante que es, se ha convertido en la cuna del famoseo en la ciudad de Nevada, y los Maloof no se pierden ni una; y al parecer, el bueno de George Jr. también destaca por 'empinar' el codo con bastante asiduidad. En 2010 fue arrestado por conducir en estado de embriaguez al volver de una boda, aunque él argumentó que no había estado cerca de nada que pudiera emborracharle. También se le conoce por ser amigo de Britney Spears, lo cual nunca se sabe si debe ser interpretado como un honor, o como una desgracia. Es dueño de unos estudios de producción musical y se mantiene bastante al margen de las hazañas de sus hermanos mayores (ya tiene bastante con las suyas propias).

Además de la decadencia en el negocio de los casinos, los hermanos Maloof arrastran casi 100 millones de deuda en los Kings desde 1998, año en el que se hicieron con el control del equipo. Aunque no se puede achacar este desfalco a su gestión, ya que ellos asumieron casi 80 millones al inicio de su misión, es una piedrecita más en su camino como empresarios, y hace pensar en que quizá no han hecho grandes inversiones en el mundo de los negocios. Si a esto le sumamos la venta en 2010 de la empresa de distribución de bebidas que llevó a su padre a a ser un tipo respetado en Nuevo México, el repóker de desastres ya es completo. ¡Menuda gestión de la herencia!

Esta es la historia de los Maloof, unos tipos peculiares, igual que lo es su equipo: Sacramento Kings, quizá, uno de los equipos más genuinos y especiales de la competición. Como rezaba el lema más popular entre los aficionados desde la pasada temporada: HERE WE STAY! (algo así como, ¡Aquí nos quedamos!, con nuestros cencerros, nuestra fama de 'paletos' y nuestras camisetas moradas). El lema se ha quedado antiguo, y ahora será sustituido por el Here We Stay(ed), porque en Arco Arena, a partir de 2015, solo quedarán la camiseta de Mitch Ritchmond, Vlade Divac y Chris Webber, colgando del techo. El equipo se mudará al Sacramento Arena.

Las ciudades afectadas

En ningún otro lugar se representa tan bien la esencia de los Kings como en Sacramento. Ni siquiera en Rochester (Nueva York), donde los Royals ganaron un anillo allá por la década de los 50. Sacramento lleva 27 años, concretamente desde 1985, siendo el anfitrión de los Kings, y si se confirman las palabras de David Stern, sólo sería la mitad de vida que le queda por vivir al equipo en Sacramento.

Pero esta circunstancia había creado una sensación de falsas esperanzas en ciudades como Anaheim o Seattle, principales candidatas al traslado de la franquicia. Ahora, con la continuidad del equipo en Sacramento, las ilusiones de ambas ciudades han caído en picado. El alcalde de Anaheim, Tom Taid, felicitó a Sacramento y les deseó lo mejor en su renovada andadura, pero aseguró que la pequeña ciudad de Anaheim está preparada para albergar un equipo en la NBA. No obstante, a pesar de su tamaño, tiene el control sobre el equipo de la NHL Anaheim Ducks, presidido por el magnate Henry Samueli, quien sin duda ha salido perjudicado con la estancia de los Kings en Sacramento.

Por su parte, Seattle, la ciudad que se quedó sin su franquicia histórica de los Supersonics en 2008, ha anunciado que a pesar de que los Kings se quedan en Sacramento y no se moverán a Seattle, van a reformar el antiguo pabellón para ser viables de cara a volver a albergar en un futuro un equipo en la NBA. Tenían un problema muy parecido a los Kings, pues la NBA también les dio un ultimatum para reformar el estadio Key Arena, pero en este caso no hubo acuerdo entre la ciudad y el equipo, por lo que los Supersonics se mudaron a Oklahoma City, donde actualmente se denominan Thunder.

Sin embargo, este no ha sido el final de los Kings, aunque ha estado muy cerca de serlo. La historia contará que se quedaron en Sacramento durante otras largas 30 temporadas, donde fueron felices, y comieron perdices...