martes, 9 de noviembre de 2010

Los 'galácticos' de la NBA


‘BEACH BOYS’: UNIDOS POR LA ‘PASTA’

La noche del 8 de julio de 2010 será recordada en los anales de la competición deportiva más exportada del mundo, la NBA, como la noche que cambió para siempre el concepto de equilibrio imaginario entre las franquicias. A las 11 en punto, Lebron James se encontraba ante los micrófonos de la TNT, en un plató bastante frío y gris de la sede televisiva que tiene la cadena en Greenwich, Connecticut, que se asemeja demasiado a un gimnasio mal cuidado de instituto. Sentado en un taburete de madera alto, como recién sacado de la foto del catálogo de verano de una tienda de muebles, y combinando horrorosamente una camisa de cuadros rosa con unas náuticas de color verde, "El elegido" se disponía a resolver frente a las pantallas su futuro deportivo.

Jim Gray, totalmente sorprendido pero aguantando la emoción de sus palabras, intentó tapar el silencio tras el breve rumor timorato de gran parte del público presente, cuando Lebron James decidió que su programa, "La decisión", valga la redundancia, debía congelar el corazón a Donnie Walsh, presidente de los Knicks, a Dan Gilbert, pardillo esperanzado por conservar “su” proyecto personal (Lebron) nacido en el pueblecito de Akron, Ohio, a sólo 39 kilómetros del Quickens Loans Arena (Cleveland), pero, más que nadie, a Pat Riley, el gestor desde ese momento del proyecto más ambicioso jamás narrado en el juego del baloncesto.

-“¿Miami Heat?, - espetó la voz confundida de Gray, ¿Esa es la decisión que has tomado está mañana?”

-“Sí, Miami Heat. Esa es mi decisión. Es la decisión que he tomado esta misma mañana”.

Porque los periódicos nacionales abrían precisamente en portada la mañana del 8 de julio con la noticia del fichaje de Chris Bosh por los Heat. "The franchise"(Bosh), en enero, ya le había dicho a Brian Colangelo (manager general de los Raptors) que Toronto no iba a ser su destino como agente libre.

El de Texas necesitaba algo más acogedor, un proyecto más ambicioso y la playa de South Beach, aquella que encumbró la utopía de Dwyane Wade, Tim Hardaway y Shaquille O'Neal en 2006, y les convirtió en inesperados ganadores del anillo frente a Dallas, planeaba en su cabeza juguetona desde que en 2008, una reunión secreta en los JJ.OO. de Pekín con "Flash" Wade le hiciera replantearse su futuro como profesional.

El 7 de julio ese sueño salió a la palestra. Chris Bosh anunció su llegada a los Heat. Horas después, James, que había esquivado el asunto del Mundobasket de Turquía con la excusa poco creíble (en principio) de rodar una película sobre su vida, cambió de idea para sustituir el largometraje por un cortometraje al estilo "reality show", en un programa de emisión nacional titulado "La decisión" y emitido por TNT, como ya hemos comentado.

Por tanto, la conexión causa (llegada la noche anterior de Chris Bosh a Miami) – consecuencia (Lebron James decide unir su destino profesional con el club del sur de Florida), tiene bastantes visos de ser una realidad.

En ese momento, las arcas repletas de millones de dólares de los Heat, comenzaron a moverse al ritmo de los nuevos contratos para "Los chicos de la playa". Y es que, durante los próximos 6 años, estos jóvenes de entre 25 (James) y 28 (Wade) años, se repartirán a partes iguales un botín salarial, sagrado e incorruptible de 330 millones de dólares. A 110 millones por barba, con la posibilidad de decidir su escisión de esta macro-sociedad cooperativa del deporte en el año 2013, podrían alcanzar los 22 millones netos en 2015, independientemente de su rendimiento deportivo.

Son las reglas de la NBA, tras las que en ocasiones se ocultan jugadores como Stephon Marbury o Eddy Curry, que amparados por la sacralización de los contratos, pudieron disfrutar de entre 15 y 20 millones de dólares por no trabajar, durante las últimas temporadas y por cortesía de los New York Knicks.

Por un lado, estos contratos aseguran que el jugador no pueda negociar con ningún otro club antes de finalizar el mismo, pero por el otro, dan pie al mayor de los dramas cuando un jugador que cobra 20 millones por temporada se niega a jugar. Miami, claro está, espera que esta no sea la situación de ninguno de los miembros de su "Big Three".

Así, el principal agraviado moral de toda esta operación, Dan Gilbert, presidente de los Cleveland Cavaliers, el equipo al que Lebron guió hasta las finales de 2007 frente a San Antonio Spurs, vio en apenas media hora como todo su proyecto de gloria personal se apagaba con las palabras del exiliado y odiado, desde ese momento en todo el estado de Ohio, Lebron James.

"El auto declarado ex 'King' se llevará la 'maldición' con él al sur. Y hasta que no haga lo 'correcto' por Cleveland y Ohio, James será, desafortunadamente, poseedor del castigo y el mal karma", expresó Dan Gilbert en una carta personal dirigida a Lebron James y escrita con el Microsoft Word 98, en letra Comic Sans, a cuerpo 12.

La noche de "La decisión", la ciudad de Cleveland se echó, literalmente, a las calles para protestar contra el que consideraban gran traidor. Se retiró todo el merchandising con la imagen del "23", y los aficionados de los Cavaliers quemaron camisetas de Lebron y cubrieron las pancartas promocionales de la compañía Nike con el lema “Todos somos testigos”, con las palabras “del desertor”.

Pero nada pudo dar marcha atrás al proyecto de Miami. Las críticas llegaron desde todos los sitios. El polémico Charles Barkley, antiguo jugador de los Philadelphia 76ers y ahora comentarista deportivo, dijo sobre James que “Nunca será Jordan. No importa cuánto gane en Miami, es claramente el equipo de Dwyane Wade”.

Y, el propio Michael Jordan, actual propietario y máximo accionista de Charlotte Bobcats, llegó a poner en tela de juicio la honestidad de la operación y aclaró que “yo nunca hubiese llamado a Larry (Bird) o Magic (Johnson) para decir: "Hey, mira, juntémonos y juguemos en un equipo".

Lo cierto es que, a un verano vista del mayor descalabro jamás narrado en la NBA, si nada se tuerce y los sindicatos no llegan a un acuerdo con la patronal para renovar a la baja los sueldos de los jugadores antes del 30 de junio de 2011, la mejor promoción de toda la década, el draft del 2003, ya ha asegurado su futuro.

Para ello, Dwyane Wade, el anfitrión, actuó como tal y se rebajó su límite salarial en medio millón por temporada para aumentar al máximo posible la capacidad adquisitiva de su franquicia, que lo ha tenido muy complicado para añadir piezas de alto valor a los "Beach Boys" sin sobrepasar el tope salarial impuesto por la NBA, llamado impuesto de lujo, que obliga a pagar un dólar adicional al fondo de compensación de la liga por cada dólar que gaste el club por encima de lo pactado (70 millones de dólares esta temporada).

Y, de hecho, es complicado aventurarse a asegurar que Miami Heat ha logrado arropar con garantías a los tres fenómenos. El 12 de julio traspasaban al número 2 del draft de 2008, Michael Beasley, a Minnesota Timberwolves por prácticamente nada (un jugador de segunda ronda en próximas elecciones del draft). Esto se debió únicamente a problemas con los salarios. Así, pudieron liberar los 4,9 millones al año que cobraba el alero. Es decir, más espacio salarial para los "Chicos de la Playa". Es decir, mayor brecha de calidad entre la élite del equipo y los otros 9 chicos que componen la plantilla.

Porque, si al baloncesto se jugara únicamente con las estadísticas, la presencia en cancha de Lebron James (29,7), Dwyane Wade (26,6) y Chris Bosh (24), le aseguraría a Miami la no desdeñable cifra de 82 puntos todos los partidos (con las estadísticas de la pasada temporada).

Lo que no recogen las estadísticas es el esfuerzo colectivo que eso supone, y las personas que trabajaron repartiendo asistencias para lograr esa cantidad de puntos de las tres estrellas. Lebron James llega de Cleveland, y allí jugaba Maurice Williams, 5 asistencias cada noche. Chris Bosh llega de Toronto, donde un chico de Badajoz, llamado José Manuel Calderón, promedia 6,5 pases de canasta cada noche.

Pues bien, en Miami Heat juega Carlos Arroyo, que firmó 2,7 asistencias la pasada temporada. Este año, pues, el esfuerzo individual de estas tres estrellas debe multiplicarse, por lo que el primer reto que deben superar Lebron y cía. pasa por crear una sinergia colectiva para alcanzar un juego más solidario entre los tres y poder optar al anillo, ese tabú al que descaradamente se refería Michael Jordan cuando criticó "La decisión", o al que de soslayo (porque sólo en el 93 le pudo ver la cara de frente), hacía referencia "gordo" Barkley cuando decía que Lebron no iba a ser nunca Jordan.

Porque "La Decisión" es algo tan sencillo como reunir a 3 de los mejores 10 jugadores de la liga para asaltar el trono defendido por Los Ángeles Lakers, previo paso por el "Garden" de Boston para desbancar al "Big Three" de las tres hojas de trébol, Garnett, Allen y Pierce, en una hipotética final de Conferencia Este.

En estos equipos, la idea de bloque ya está consolidada. Los nuevos "Beach Boys" deben aún crearla. Nombre a nombre, y con la plantilla delante de sus ojos, Eddie House tiene que ser la mano derecha de Wade, Zydrunas Ilgauskas el complemento adecuado para Bosh, y Jerry Stackhouse el chico que pueda suplir con garantías a "El elegido" James.

Con estos ingredientes, más una rotación constante donde todos se sientan parte de la trama (de momento) únicamente económica, la gloria deportiva podrá ser posible para "Los chicos de la Playa", esos jóvenes descarados llamados a cambiar para siempre la historia de la liga.

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