viernes, 27 de agosto de 2010

2010, la pasión turca en Estambul

Entre el 28 de Agosto y el 12 de Septiembre se pondrá en juego el trono de España en el Mundobasket de Turquía

El 3 de septiembre de 2006 la selección española de baloncesto entró en la historia al conseguir su primer Campeonato del Mundo. Saitama (Japón) fue testigo fiel del amor hacia un deporte que los ÑBA demostraron durante aquellas semanas y que culminó en la victoria final sobre la temible selección griega por (47-70).

Los triples de Garbajosa volaban desde su Torrejón natal y abrían heridas de muerte a cada intento entre las filas helenas, claramente amedrentadas ante los cambios de dirección de Navarro, las defensas de Marc Gasol (que realizó probablemente el mejor ejercicio de defensa individual visto en los últimos años frente al gigantón Sofoklis Schortsanitis), y el espíritu guerrero de Felipe Reyes.

Seguramente nada habría ocurrido como de hecho ocurrió de no ser por el resbalón del grandullón de Sant Boi en semifinales contra Argentina. La noticia no podía ser peor. Último minuto de juego y España debía fiar su futuro en la competición a la inspiración de un equipo atemorizado ante la caída de Pau, que se partió el dedo meñique de su pie izquierdo.

Finalmente, el no triple del “Chapu” Nocioni nos metía en la final con un apretadísimo (75-74). Y allí estaba Pau, con sus muletas, llorando de felicidad ante el resuello orgulloso y colosal de todos sus amigos, que lo habían hecho por él. Se habían “cargado” a la máquina perfecta, a los únicos que habían sido capaces de humillar mundialmente a Estados Unidos, a la todopoderosa Grecia. Con Giannakis en la banda, Papaloukas en la dirección y Spanoulis de pieza asesina letal parecía una auténtica quimera superarles.

No obstante, los chicos que bailaban el juego de la pocha y escuchaban el pizpireto “El busto es mío”, de Ricky López, iban a brindarnos la mayor de las alegrías. Y sin saberlo, iban a dar el mayor de los homenajes al señor bajito que los guiaba desde la banda, y que había perdido a su padre la noche anterior, Pepu Hernández. Él les infundió el estilo defensa-contraataque, que aún hoy no han perdido.




7 de septiembre, con los 'cruces' en la cabeza

Esta vez será una nueva historia. Uno de los pulmones baloncestísticos de la tierra (Turquía) acoge el evento, y por tanto el riesgo de arbitrariedades arbitrales (valga la redundancia) acampa en el ambiente. Ya lo vimos en el Eurobasket 2001, con la falta técnica y segunda falta técnica (y por tanto descalificante) a nuestro técnico Javier Imbroda, en un irrelevante partido de fase de grupos ante Turquía, evidentemente.

Ahora, la nave española está comandada por el italiano Sergio Scariolo, que debe intentar revalidar el trofeo James Naysmith, al menos, si observamos el potencial de los “Golden Boys”.

Aun sin nuestro gran referente Pau Gasol, que se encuentra descansando tras prácticamente dos años enteros al máximo nivel, y con la inesperada ausencia por lesión de José Manuel Calderón, España parte como gran favorita. Así lo aseguraba recientemente Kevin Durant, el líder de EE.UU. de cara al Mundobasket, en una entrevista concedida a Marca. “El equipo español es el actual campeón y merece ser considerado como favorito”. Y así lo refrendan los grandes nombres que presenta la selección: Juan Carlos Navarro, Rudy Fernández, Ricky Rubio, Marc Gasol, Felipe Reyes… que ofrecen un punto de calidad por encima del resto de equipos (a excepción de EE.UU., lógicamente).

Francia será nuestro primer rival en el Grupo D, un grupo bastante asequible que no admite otro resultado que no sea pasar primera de grupo. Por galones, la propia Francia y una Lituania en horas bajísimas, pero con la presencia del nuevo jugador de Toronto Raptors, Linas Kleiza, deberían copar el segundo y tercer puesto en esta fase de grupos. La incógnita aparece en la lucha por el cuarto puesto, que se disputará seguramente entre Líbano, Nueva Zelanda y Canadá, selecciones de segundo o tercer nivel que no tienen nada que perder en este torneo. Quizá el “poderío” interior de Canadá, que contará con la participación del pívot de Miami Heat, Joel Anthony, pueda decantar ese cuarto puesto a su favor, pero lo cierto es que es imprevisible pronosticar con acierto qué “cenicienta” llegará hasta octavos.

El ‘cruce’ para España, si todo va bien y pasa primera de grupo, se produciría el 7 de septiembre en Estambul frente al cuarto clasificado del grupo C. Turquía, Rusia y Grecia parecen muy superiores en ese grupo, por lo que es más que probable que, Puerto Rico, con Barea, Reinaldo Balkman, Daniel Santiago o Peter John Ramos (el gigantón de 221 centímetros) acceda a octavos como cuarto clasificado.

Si vencemos a los boricuas (aventura lógica-resultadista de por medio) nos podría tocar enfrentarnos en cuartos de final, el 9 de septiembre, a la actual subcampeona de Europa, Serbia. Los ‘`Plavi’ recuperarán para esta fecha a dos de sus referentes, Milos Teodosic y Nenad Krstic, que han sido sancionados por la FIBA con tres partidos por el incidente ante Grecia, y se supone que su cruce de octavos será contra Eslovenia, un duelo balcánico más que interesante.

El 11-S, cosas del destino, si este juego de naipes llamado hipótesis se va cumpliendo, podremos disfrutar de unas semifinales EE.UU. contra España. Ambas deberían pasar primeras en su grupo e ir ganando el resto de partidos para que esto sucediese. Por tanto, no faltarán voces que pidan quedar segundos para evitar al ‘coco’ hasta la final, como ya sucediese en 2006 (Grecia hizo el favor de su historia al derrotarles).

Después de todo eso… Who knows that will happen? Luchar por las medullas podría ser nuestra única esperanza, de ser derrotados por el ‘Team B’. No obstante, una buena revancha de aquella final de Pekín 2008, con su consiguiente machada deportiva para la posteridad, haría aparecer en el horizonte una Argentina o Turquía con el cuchillo entre los dientes para la gran final del 12 de septiembre.

El mundial de las ausencias

El único ‘pero’ posible a este Mundobasket, lo encontramos en las notables ausencias en la práctica totalidad de las selecciones que aspiran al título. Ginobili no irá con Argentina, ni Nowitzki con Alemania, ni Pau con España… ni por supuesto Lebron James y Kobe Bryant con EE.UU.

Pero el virus de las ausencias también afecta a equipos de nivel medio. Kirilenko no ayudará a Rusia, Steve Nash a Canadá, Peja Stojakovic a Serbia, Kostas Koufos a Grecia… y así hasta configurar un boceto de bajas, que para nada le van a quitar intensidad y emoción al evento.
De hecho, esta es la gran oportunidad para conocer si de verdad Ante Tomic es el pívot del futuro en Croacia, si Nick Calathes hará olvidar a Papaloukas en los helenos, y, evidentemente, si Ricky Rubio puede enmudecer definitivamente al mundo entero por España.

Sin embargo, la principal “chuchería” de la fábula baloncestística debe ser Serbia. Esos chicos tienen futuro. Velickovic, Tepic, Bjelica, Macvan o Keslej no superan los 23 años de media y ya saben lo que es jugar una final internacional de primer nivel, la que disputaron frente a España el pasado septiembre en el Eurobasket de Polonia.

Particularmente, el nuevo brote del basket mundial les pertenece, y, si bien es cierto que no se esperan sorpresas de su parte (meterse en medallas sería una hecatombe), por lo menos para el aficionado puro a este deporte se postulan como la selección que más nos va a divertir a todos.

Sólo faltan 24 horas para que las zapatillas resbalen por los parquets de Izmir, Estambul, Ankara y Kayseri; para que el cuero del esférico empiece a perforar la red con ese sonido característico que sólo consigue el baloncesto. Como diría el gran Joaquín Prat en el mítico programa, El precio Justo… ¡A Jugaaar!

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