miércoles, 14 de diciembre de 2011

Sacramento Kings: A despedirse dignamente

La crisis apremia. Y este puede ser el último año de existencia de un equipo histórico como los Kings. O por lo menos, su última campaña en la capital californiana de Sacramento antes de mudarse al sur estatal, rumbo a Anaheim. La trayectoria del club puede definirse como itinerante. Fueron los Royals de Rochester en 1945, y más tarde viajaron por Cincinnati y Kansas City-Omaha, hasta asentarse definitivamente en Sacramento en 1985. Un único título les avala, el que consiguieron en 1951. Su historia reciente está marcada por aquella final de conferencia contra L.A. en 2002, la que muchos consideraron como el mayor robo de la historia del deporte. Dick Bavetta sabe algo de aquello.

Los hermanos Maloof consiguieron salvar al equipo sobre la bocina la pasada temporada, pues la compra por parte del dirigente de NHL, Henri Samueli, dueño de los Ducks de Anaheim, se truncó en el último minuto. Incluso, en el registro de los equipos aparecían ya los Anaheim Royals para la presente temporada. Muchos pensaron que el último partido iba a ser contra Los Lakers, precisamente, en el rebautizado Power Balance Pavillion (el Arco Arena de siempre con distinto nombre). Era el destino. Terminar contra el gran rival. El 13 de abril Los ‘paletos’ habían preparado todo el parapeto. Incluso, el final tenía toda la lógica del mundo: Kobe Bryant remontando en el último minuto para quitarles el caramelo, como siempre. Pero una especie de milagro desbloqueó todo aquello.


El 3 de mayo David Stern confirmó que Sacramento Kings seguía un año más. No obstante, lejos de ser un cheque en blanco, aquella noticia era solo un espejismo. ¿Por qué? Porque la NBA les pide tener un pabellón nuevo. A principios de abril, el club vendió los derechos del pabellón Arco Arena al consorcio Power Balance, que en la actualidad está en quiebra. Pero no es suficiente Si no encuentran un aval pronto o alguien se hace cargo de la construcción de ese pabellón –tienen de plazo hasta marzo– no les quedará más remedio que mudarse. Esa es la gran barrera de difícil superación para los Kings: la liquidez. Los Maloof no encuentran inversión en el entorno de la ciudad y el equipo tampoco levanta pasiones en lo deportivo. Esta conjunción ofrece un panorama poco halagüeño y la sensación de estar viviendo lo que otras ciudades históricas de baloncesto como Vancouver o Seattle ya vivieron en el pasado. Al parecer, la salida hacia Anaheim no acaba de convencer a los tres equipos que operan en el mercado radial del sur de California, véase: Clippers y Lakers en Los Ángeles, y Warriors en la cercana bahía de Oakland, San Francisco. Éstos reclaman que un cuarto equipo en tan poco territorio desestabilizaría el equilibrio comercial de cada franquicia.

Sin embargo, los Kings necesitan dinero para continuar, y difícilmente renunciarán al patrocinio por parte del dueño de los Ducks, o de quien sea. Han sobrevivido a una posible reducción de franquicias post lockout –tema que finalmente no se puso sobre la mesa de negociación, pero sobre el que debatieron los expertos en la liga–, pero apenas pueden soportar la carga salarial de pagar en nómina el 85% del tope salarial que exige el nuevo convenio, que supondría cerca de 44 millones de dólares. De hecho, son el equipo que menos dinero paga en salarios junto con los Hornets (tienen comprometidos unos 40 millones actualmente) y podrían ser uno de los grandes beneficiados del nuevo impuesto de lujo, que grava entre un 50% y un 300% –en casos muy flagrantes– a los equipos que se excedan del límite salarial con respecto al anterior convenio. Por eso, el reparto del fondo de compensación les beneficiaría, hasta cierto punto. Es innegable que económicamente el club está al borde del colapso, y unos cuantos millones de dólares no solucionarían prácticamente nada. La situación real es la siguiente: los hermanos Maloof asumieron en 1999 una deuda de 77 millones de dólares que no para de crecer, y su franquicia de hoteles y casinos en Las Vegas corre serio peligro. Incluso, hace dos temporadas tuvieron que ‘desarmar’ su proyecto WNBA, las Sacramento Monarchs. De momento, Bob Cook, propietario minoritario del equipo, está en la ruina y va a tener que desprenderse de su parte del pastel. Aunque los Maloof han desmentido que este problema les afecte a ellos, lo cierto es que es difícil que puedan asumir más cargas fiscales por la deuda acumulada. Otro empresario californiano, Ronald Burkle (figura en el puesto 400 de la lista Forbes), dueño de cadenas de alimentación, una empresa petrolera y parte muy importante del lobby demócrata de apoyo a Hilary Clinton –se calcula su fortuna en 3,2 billones de dólares– también ha sonado como posible comprador del equipo. Sea quien sea, la viabilidad en Sacramento parece imposible, después de todos estos datos. Con la salida de Sacramento en mente, ahora toca analizar cómo será la previsiblemente última temporada de los Kings.

En el apartado deportivo, el equipo se debate en una continua regeneración, que año tras año les convierte en favoritos para la lotería de los rookies. Lejos quedó la época dorada de principios de 2000, con jugadores como Webber, Divac, Stojakovic o Jason Williams, y desde entonces el equipo ha ido perdiendo uno a uno a todos sus eslabones: Mike Bibby, Gerald Wallace, Ron Artest y Brad Miller. La última vez que llegaron a playoff fue en 2006 para caer en primera ronda contra San Antonio Spurs por 4-2.

Desde entonces, encadenan records negativos año tras año, apenas superando las 20 victorias en liga regular. Con una temporada reducida de 66 partidos, veremos si son capaces si quiera de alcanzar esa cifra de las 20 victorias. Para ello, deben confiar en su buque insignia: Tyreke Evans, y en su salud, siempre dudosa debido a problemas graves de fascitis plantar. Paul Westphal debe equilibrar un banquillo joven, además, que apenas llega a los 25 años de media. La marcha de Samuel Dalembert, agente libre que cobraba 13 millones, ha obligado a los Kings a hacerse con un par de contratos altos para compensar ese desequilibrio salarial, como son el de Chuck Hayes y John Salmons. Juntos cobrarán algo más de la ficha de Dalembert. John Salmons 8,5 millones por temporada y Hayes algo más de 5 millones, pues ha firmado como excepción de nivel medio. Pueden aportar defensa interior, en el caso de Chuck, y ráfagas de anotación irregular, en el caso de John, que por cierto vuelve a casa tras su discreto periplo por Milwaukee. Por lo demás, se especula con la salida hacia New Jersey Nets por parte de Demarcus Cousins, uno de los mejores pívots rookies la pasada temporada, y del propio Tyreke Evans hacia los Knicks. Estos rumores podrían ser infundados, pues lo que el equipo necesita es pagar más salarios, no deshacerse de la ficha de dos rookies (contractualmente hablando). Podrían estar interesados en varios agentes libres como Nick Young y Andrei Kirilenko para alcanzar ese 85% del límite salarial.

De todas formas, en la actualidad el equipo presenta un desajuste en la dirección. Cuentan con Evans y Beno Udrih, dos grandes anotadores pero que no dan el perfil de director clásico. La llegada del rookie Isaiah Thomas (nada que ver con el Bad Boy) es una incógnita. Gran anotador en los Huskies de Washington, su juego y su físico se asemejan mucho al de Nate Robinson. No parece ser el perfil de director que necesita Sacramento.

Precisamente, incógnita también será el juego exterior. La renovación de Marcus Thornton debe asegurar un buen caudal de puntos por partido, pero resulta que Sacramento drafteó a un jugador de ese perfil: Jimmer Fredette, y se hizo también con el ya citado John Salmons, por lo que el concurso de egos está asegurado. En teoría, Thornton parte por delante de ellos, pero la necesidad real de un nuevo ídolo blanco nacido en EE.UU en la liga –disculpen la comparación Larry B. y John S.– puede darle toda la responsabilidad a Fredette. Kevin Durant ya lo ha bautizado como “el mejor anotador del mundo”, pero en Rucker Park también se prodigan grandes muñecas y eso no es ninguna garantía para triunfar en la NBA. Por tanto, el reto de Jimmer será desbancar a otros ídolos encumbrados antes de tiempo como Wally Szczerbiak, Kyle Korver o J.J. Redick. Su juego es comparable al de Jaycee Carroll. Ambos son mormones, con una técnica de tiro exquisita, buena lectura del juego ofensivo y capacidad para generarse sus propios tiros. Los dos anotaron más de 2.500 puntos en la NCAA, pero no superan el metro noventa, lo cual es un gran hándicap en la NBA.

En la posición de alero el equipo sigue contando con el veterano Francisco García, sólido como pocos en defensa, con buena mano en el tiro exterior, pero con un historial de lesiones considerable; y han drafteado a Tyler Honeycutt, un jugador del estilo de García, con un físico privilegiado (pura fibra), aunque quizá demasiado ‘Betty Spaghetti’. Vamos, que necesita comerse unos buenos platos de esos que no come ahora Eddy Curry. Proviene de la universidad de UCLA y en principio aparece como uno de los ‘tapados’ del equipo. Fue segunda ronda del draft y destaca por sus largos brazos, su espectacularidad en los mates y por la defensa, que falta le hace al equipo.

Jimmer Fredette, Tyler Honeycutt e Isaiah Thomas. Los tres 'rookies' de los Kings para la temporada 2011-2012.

En la pintura, parece que es donde más garantías ofrece el equipo, de momento. La llegada del ala-pívot JJ Hickson desde Cleveland a cambio del alero Omri Casspi, le ofrece a Sacramento un equilibrio en la pintura. La pasada temporada asumió todo la responsabilidad de guiar a los Cavs. Puede anotar fácilmente y destaca en el aspecto reboteador (14-8 la pasada campaña). Cousins consigue un socio ahí y dos jugadores como Hayes o Jason Thompson parecen buenos recambios para asegurar la decencia defensiva (Hayes sobre todo) y el talento y la brega en la pintura (Thompson). Sin embargo, adolecen de un ‘perro grande’. Demarcus es lo más parecido, pero no es un siete pies, y el ‘sophomore’ Hassan Whiteside apenas cuenta con la confianza del entrenador.

Pero que nadie se lleve a engaños. El equipo tiene talento, pero le falta un líder, un jugador franquicia que les guíe a playoffs. De momento, Evans no lo ha logrado en sus dos años en la liga, ni se ha acercado. El equipo es un equipo perdedor por concepción, y Westphal tampoco aporta soluciones desde el banquillo. Habrá que ver cómo se adaptan Fredette y Honeycutt y si Tyreke Evans asume definitivamente el papel de estrella, para saber si Sacramento puede montar una franquicia competitiva, aunque sea a partir del año que viene en Anaheim.

Quinteto: Udrih, Evans, García, JJ Hickson, Cousins.
6º hombre: Fredette/Thompson.
Altas: JJ Hickson (Cavaliers), Chuck Hayes (Rockets), John Salmons (Bucks), Jimmer Fredette (R-Brigham Young) Tyler Honeycutt (R-UCLA), Isiah Thomas (R-Washington Huskies), Lawrence Hill (FA-Texas Legends), Adrian Oliver (FA-Aris Tesalónica).
Bajas: Omri Casspi (Cavaliers), Pooh Jeter (FIATC Joventut), Samuel Dalembert (FA), Marquis Daniels (Boston Celtics), Darnell Jackson (FA), Jermaine Taylor (FA).
Previsión: Fuera de Playoffs (20-46).

1 comentario:

  1. Sin duda aquellos Kings de Webber, Divac y compañía se merecieron un anillo.
    Nada que ver con los Kings de este año, que creo serán de los peores de la liga.

    Un saludo.

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